lunes, 14 de mayo de 2012

Ratas a la carrera.

Quedan restos de la cera de las velas en mi cabecero y en mi cabeza. Hay alguien perdido por las sábanas negras, como un explorador, "Livingston, supongo". Y bailabas y bailaste hasta que se terminó la canción. En bragas en la cocina, con la luz de la tarde entrando por las zarzas. Y aún después de todo eras capaz de mirarme y entrarme por la pupila, hasta el cortex ¡BANG! como una bala. Luego todo por los suelos, todos por el techo, la ventana abierta y allí se fue toda la cena. Y reías y reíste hasta la pared, que nos frenó las ganas. Chocando las gafas y retorcidos entre los cojines del sofá. Contamos historias de un maestro cazador, que nos truncó el viaje. Y decías y dijiste que tocase el suelo, pero sólo había almohadas. Y así terminó, al día siguiente pensando en un contrato. Quizá no fuera todo a la vez, quizá no fuera todo nunca algo que debía haber sido y no fue o, quizá, todo fue y es así porque tuvo y tiene que ser así.


Y bailabas y bailaste...

lunes, 2 de abril de 2012

otarleodot

Ella, irremediables RayBan cada vez que asoma un rayo de sol y cara de enfado según se despierta.
Canciones de los Sabbath en el casco antiguo de una ciudad que me atrapó y que ahora que ella está, me succiona e imposible no ligarse a cada calle en la que me dijo algo.
Una plaza con Sigur Rós, con silencio, antes muerte y ahora paz y los agujeros en la pared por los que paseaba su mano.
Joderle al tiempo jugando a deshora y dormir horas en negativo para no hacer los planes preparados.
Sopresas dignas de Dalí y merecedoras de un premio.
Solo puedo decir, parafraseando a aquel replicante, que hemos visto contenedores ardiendo más allá de su facultad.